Dawn. The horizon
opens its lashes half way,
and begins to see. What? Names.
They lie over the surface
of things. The rose
is still called
a rose today, and the memory
of its transit, a rush,
rush to live longer.
To a long love it lifts us,
that unripe power
of the Instant, so lithe
that arriving at the finish line
it runs to take over Then!
Watch out, watch out, watch out!
I will be, I will be!
And the roses? Eyelashes
lowered: the final
horizon. Maybe nothingness?
But the names last.
—Jorge Guillén (1893-1984)
Albor. El horizonte
entreabre sus pestañas,
y empieza a ver. ¿Qué? Nombres.
Están sobre la pátina
de las cosas. La rosa
se llama todavía
hoy rosa, y la memoria
de su tránsito, prisa,
Prisa de vivir más.
A lo largo amor nos alce
esa pujanza agraz
del Instante, tan ágil
que en llegando a su meta
corre a imponer Después.
Alerta, alerta, alerta,
yo seré, yo seré.
¿Y las rosas? Pestañas
cerradas: horizonte
final. ¿Acaso nada?
Pero quedan los nombres.